Si está buscando comprar un nuevo foco, podría estar tentado de elegir la opción más barata: un foco halógeno de 500w. Sin embargo, esto podría acabar saliéndole caro a largo plazo.
Además del coste inicial, hay que tener en cuenta los costes energéticos adicionales. Un foco halógeno típico sólo consume unos 200 vatios, lo que significa que tendrás que sustituir la bombilla cada dos o tres años.
En cambio, un foco LED de tamaño equivalente consume aproximadamente una cuarta parte de esa cantidad, lo que le permitirá prolongar la vida útil de su foco y ahorrar dinero a largo plazo.
En última instancia, esta decisión se reduce a sus necesidades y a su presupuesto. Si buscas un foco de calidad que dure muchos años, opta por los LED.